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Este es un viaje que me vuelve loca, y nunca lo había compartido con vosotros.
Lo he hecho varias veces, y nunca me canso. Volvería mañana mismo..., Amazonas..., tan interesante como su nombre.
Hay varios tipos de barcos para surcar este gran río, pero para mí, la mejor opción, es esta goleta que veis en la imagen. Normalmente se hace un minicrucero de 3 noches por el Río Negro, el afluente más caudaloso del Amazonas. Por cierto, un lugar muy bueno en cuanto a mosquitos, ya que su PH es tan ácido, que los repele.
El plan es el siguiente:
La víspera de embarcar, se duerme en Manaos, una ciudad muy simpática, y con mucha historia.
Al día sigiente, hacia media mañana, te acercan en lanchas desde el embarcadero del hotel al barco. Se recomienda no llevar mucho equipaje para esas tres noches, ya que, como en casi todos los barcos, el espacio es reducido.
La vida a bordo es una maravilla, tanto por su tripulación; como por su guía, mi gran amigo Rubem; y su fantástica cocinera, Flora. Es un relax total: puedes disfrutar tanto de todo el paisaje y la naturaleza que te rodea, como de un buenísimo baño en el río (siempre en zonas seguras).
Para el que no se atreva a echarse al agua, siempre disponemos de una manguera a bordo, junto a las 3 ó 4 tumbonas que hay.
Por cierto, justo enfrente está el barecito del barco, donde preparan las caipirinhas más ricas del mundo, y siempre con un racimo de platanitos a nuestra disposición, recién cortado en la selva.
Todas las excursiones se hacen en pequeñas canoas de madera:
Durante el día navegamos por parajes inundados (según la época del año, es muy bueno el mes de Julio), entre árboles; desembarcamos para ir a visitar alguna tribu, visitamos la escuela, nos pintan la cara como la llevan ellos, podemos probar el tiro con cervatana, jugamos con los monos...; caminata por la selva con un pequeño cursillo de supervivencia, donde nos enseñan a beber agua de un cipo, y mientras tú vas con los calcetines subidos hasta la rodilla, te adelanta la hijita del de la tribu dando saltitos y descalza; pescamos pirañas para la sopa de la noche, riquísima ...
Normalmente solemos madrugar, es impresionante el sonido de las aves al amanecer en la selva.
Por la noche, nos desplazamos de nuevo en las mismas canoas; y Rubem, con foco en mano, nos lleva a ver caimanes, serpientes y más animales nocturnos. No hay ningún peligro.
Los caimanes pequeños los coge con la mano, es un maestro, y los deja coger a quien quiera, siempre con indicaciones de cómo hacerlo.
En cuanto a las serpientes tampoco hay problema, ya que de noche suelen estar encaramadas a las ramas, y las vemos desde la embarcación.
Por cierto, nunca he visto cielos estrellados como los de allí, te quedas sin habla.
Fascinante, esa es la palabra!!!!. Para el que no conozca Brasil, se puede hacer un bonito viaje combinando esta aventura con Río, Salvador e Iguazú, por ejemplo.
Si os gusta la idea, no dudéis en venir a informaros.
hasta la siguiente y buen fin de semana,
http://www.viajeseurotrip.es/
Marta Vidaor